
Venezuela es sin duda un país impredecible. Todos los días se presenta una novedad en la tan ansiada carrera hacia la recuperación de la democracia y las libertades que todos esperamos. “El ego de sus gobernantes y líderes”.
Considerando que podría hacer referencia a Capriles y María Corina Machado que son líderes y no gobernantes de la nueva ruta que plantea Juan Guaidó y sus aliados, sino después Henrique Capriles de forma unilateral inicia conversaciones con el régimen que, según manifestó, dio como rápido resultado la liberación de un grupo de civiles y presos políticos.
A este escenario queremos dirigir nuestro editorial, pues generó una alegría contradictoria. Muchos rechazaron el poder de decisión intacto que tiene el régimen; negando que un presidente, usurpador como Maduro, pueda indultar, siendo una función exclusiva del mandatario nacional. Nuevamente la dictadura demuestra su control
interno indiscutible. Ese control se opacó con las imágenes de alegría de los familiares que recibían a sus fantasmales y deteriorados excarcelados.
Se escucharon testimonios de torturas con electricidad, hundimientos en tanques de agua y golpes con objetos contundentes en los talones, el llanto de una abuela, que por ser vecina de Simonovis, la encarcelaron por un año. Algunos de ellos, irreverentes, manifestaron que seguían en la lucha por la libertad, otros, ni siquiera se pronunciaron. Cualquier venezolano en el mundo seguramente se conmovió. Pensar que esas detenciones injustas
estaban llegando a su fin es una alegría a medias, ya que nadie olvida a militares como el capitán Caguaripano, que en el intento de una salida a la dictadura han fracasado y a ciencia cierta no se sabe las historias de horror que viven a diario en sus áreas de confinamiento.
Es triste como un país tan bello y con tantas riquezas se ha vuelto tan invivible, donde no hay alegría completa, donde los venezolanos deben conformarse con las miserias del régimen; así como las excarcelaciones que no alcanzaron ni el 30% de los presos políticos, tampoco incluyó a militares y policías que aún se mantienen en las
mazmorras del chavismo.